https://www.youtube.com/watch?v=2yqiCNdvtyU
Bus diurno, bus nocturno,
bus de empresa; cristales
atraen reflejos, de luces
de tormenta, de nubes
de agua a lo lejos,
de la asfixia que agita,
del aire que es espeso;
que los que subimos,
enfrente coincidimos,
sentados, cansados,
de turnos sobrados,
vaivén de adormilados,
que en los cristales,
apoyan cabezas, de las
que sólo piensan en
clave de trabajo, de
los que pasan la vida,
sin saber de venir, o
estar yendo.
Y no hablamos,
sólo de soslayo
nos miramos,
demasiados años,
en el reino del silencio,
que no preguntamos de
lo que somos o estamos,
que cada cual se baja,
donde está su casa.
Y nos citan las paradas,
humanos que suben,
humanos que bajan,
que el nacer de los días,
deslumbra los ojos,
de ese color rojo,
del que duerme poco,
del sudor que persigue,
y la marca que delata,
a los que ganan corto,
de la condena de volver,
en el gesto sin billete,
del una y otra vez.
No llegaré a verlo, mas
quedará libre mi asiento,
y el bus recorrerá vacío
el firmamento; no habrá
más paradas, ni subidas
ni bajadas, ni intercambio
de miradas, no será
necesario el sustento, ni
juntar dinero entre tantos,
obligados en el ir tirando.
Pero mi mujer y la cama,
me toman por extraño,
me reciben, de necesidad me
hablan, de dificultades de
otros que viven mi entorno,
de tener que hacerme cargo;
y no me tengo, y en el abrazo,
me duermo, pero poco dura
el sueño, que me despiertan
sus sollozos, de esos que
claman y calman besos.
Y no me dejo, no te abandono,
hace tiempo que lo pienso,
quiero devolver el regalo,
a esa princesa de ensueño,
reina de la vida mala,
que hace ya unos años,
quiso tomar un camino,
que no figura en los planos,
me habló con la mirada,
y me tendió la mano:
No te preocupes, mañana
iré a pedir otro turno,
nos dará dinero extra,
podré, que tiempo me sobra,
llevar el bus de la empresa.
