sábado, 20 de abril de 2013

LA MÚSICA

Música para oír en una pestaña nueva / new tab
http://www.youtube.com/watch?v=MAIJUmsGnI4


La música nos redime. Como ya dije en inglés antes, es el único regalo que los humanos nos hemos dado. Y sí, hasta la música se mal utiliza. Pero desde lo más profundo de la prehistoria a nuestros días, desde la fatal puesta en pie del homínido, hemos sido prisioneros del ritmo:

En las manos, incrustado en el cerebro, hechos el uno para el otro, es la sintonía, la incógnita del intelecto respondiendo a su estímulo. No hay nada comparable, ni arte ni ciencia por muy necesaria y utilizable, que pueda competir con la elaborada creación y a la vez sencilla motivación del que hace o siente música; la única magia creíble, que llega, que llena, transporta al infinito, nos mete o nos hace salir de sí mismo, excita sensaciones, de alegría, de pena, nos confunde o anima, y en definitiva, hace posible soñar, tal vez con la posibilidad, con la oportunidad de haber sido siempre otros, o que no hubiera sido contrariedad seguir minimizados, o que siendo pocos tal vez sólo quedará al final la opción de la ilusión de unos con otros... Antes, la pesadilla de los carnívoros, después vino a paliar la música, de nuestra mano, y fue una explosión de pétalos y flores, de penetrantes olores , de variados colores y nombres, como los de "aquí estamos",  " que alguien nos ayude",   "que llegue lejos el audio"... que si antes la música fue trinos, murmullo de aguas, de hojas y vientos mecidos, son ahora lluvias, rayos y truenos, gritos de animales confundidos,  todos contrapunto, ninguno ahora los dueños,  quedando sus partituras relegadas a papel mojado. Mas de nosotros sólo cuenta la música, que por todo lo que sabes, por lo que sabes de todos, suenan más los martillos,  las crueles reglas de la vida, ahora ya conocidas:  dónde quedará la aparente belleza del antes, su naturaleza perniciosa e inconsciente, la silente partitura del comienzo, reescrita por la atroz irresponsabilidad, la culpable impunidad, de habernos permitido.