http://www.youtube.com/watch?v=TZGzyftKW2E
La personalidad diferencia, une y distancia del otro, nos aleja del robot. Los humanos se han pasado la vida migrando a persona, conscientes, inteligentes, diferentes, sorprendentes, espeluznantes, horripilantes: envenenado está el cóctel al que le sobran ingredientes.
Un mosaico que sin embargo muchos festejan con algarabía. Y así, cuando se cierne la catástrofe, no importa lo devastadora o lo cósmica que sea, real o peliculera, siempre algún gracioso apela al permanente objetivo de seguir, contra viento y marea, en el olvidemos y huyamos en la nave espacial, y ansiemos que se repita todo en los siguientes, como si no hubiéramos tenido o sabido bastante, o nos viéramos acuciados por la necesidad de algo que temer o que celebrar, tal vez nuestra baja autoestima.
No existirá futuro alguno desde el que alguien no se atreva a mirar atrás. Y nuestro deber es recordar, no nos podemos fallar, ni abandonar.
Pero increíbles partituras de música dejarán rastro de que estuvimos y podrán paliar lo que fuimos y padecimos.
Es mi caso que hubiera preferido incluso la ausencia del sonido, no haber pasado del susto, y que rechazada la propuesta, hubiera quedado su dibujo plasmado en un plano, desechado y dejado en una mesa, que todo estaría tachado, exonerado.
