viernes, 19 de diciembre de 2014

HORMIGAS

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Quién soy, qué y de
qué soy, de qué 
explosión provengo,
y al cabo de los tiempos,
cuántos como yo cuento.

Si los árboles dejan hueco,
entre ellos paseo,  y  si me
ayudan flores, hierbas 
vientos, en ellos me enredo; 
querer siempre ser primero, 
en entenderlo.
  
Y me pierdo, que como niño
en un vivero, fui creciendo, 
remando en sueños,
amor y amistad,
carencias y deseos,
vivencias y saberes,
desconocimientos;
y  fue al ir contando, 
contando, ir entrando
viejo.

Y no llegué primero,
que allí estaban todos,
sentados una mesa, 
me miraban, no sé si
esperaban; mas nadie
con habla, que un cartel
en la tabla, rezaba:
"Sobren las palabras,
que no está permitida 
la queja, ni del
lamento querer
hacer recuento".

Vidas, por ejemplo,
humanas, en presente,
siete mil millones, y 
la nuestra,  atrás dejaron
tantas otras muertas;
vidas en pasado,
que preceden a
lo ya llegado;
vidas en futuro, 
tantas como haya,
vienen retrasadas;
que de un mundo a
descubierto hablan, 
inentendible, ineludible,
comparten el misterio, 
de lo inadmisible.

En definitiva, creen 
las hormigas, que es vida,
generación tras generación,
cambiar en tamaño,
teñir de algún color, 
ocuparse incesantes, de
reinas, larvas, tierra, 
comida y agujeros,
rehacer el hormiguero,
tantas veces sea, cuando
el agua lo anega, y así
podrán nacer hormigas
nuevas, que pasen por
las mismas penas, 
obligaciones, calamidades,
atolladeros.

Que no va  haber quien,
las cite y pare, les diga, 
que no hay por qué, 
que tiene que poder ser,
plantarse un día,  sin 
persistir en el tedio, 
ni obstinarse en empeños, 
sin seguir al pie de la
letra el invento, que por
mucho frotar de antenas,
todo quede reducido a
ser y seguir hormiga. 

Es este nuestro mundo,
de extinciones masivas,
y cualquier día,  en una
nueva cuenta, será pasar
de hoja, será pasar de
vosotras, y a falta de 
distinción final, ni 
meta a la que llegar, 
nada os recordará;
tan sólo fue vuestro afán, 
que en el mejor de los casos,
duró lo que duró y no 
pasó de eso, ser continuo
pasar;  fugaz premio 
de lo involuntario fue, 
venir a nacer, interactuar 
con el medio.



A ver si en otro mundo,
nos vamos buscando,
todos aquellos que
nos encontramos  y
no acabamos juntos.
A mí ,
búscame junto a
algún sofá, 
repensando el universo. 
 A ti,  
te encontraré, 
por tu nombre,
en alguna lista
de embarque.